Los Senderos y Sus Vertientes
Me encuentro frente a una encrucijada. El asunto es el siguiente, me encanta hornear, pero el acto de hornear genera calor. Detesto el calor. Soy una criatura de climas fríos, a pesar de que siempre he vivido en el trópico. El calor me pone de mal humor, me quita los ánimos hasta de existir; sin embargo, el frío tiene el efecto contrario. Volviendo a la encrucijada, quiero hornear, hay unas cosas que tengo en mente hacer ( un bizcocho, unas galletas y unos rollos de canela - Cinnamon Buns), todas estas cosas requieren el uso del horno. El horno está en la cocina (¡Que gran descubrimiento, no!), y en mi casa, la cocina es la tercera parte más caliente, ahora, cuando se usa el horno, se convierte en el lugar más caliente en el océano Atlántico. Sospecho que los testículos de Satanás después de 2 horas de ejercicio vigoroso en el infierno son una referencia adecuada del calor que llega a hacer en la cocina de mi casa cuando se hornea. Hornear es una de mis t